domingo, 4 de septiembre de 2011

THE PERFECT HOST: trabajo de artesano

Yo no sé tú qué piensas hacer, pero yo voy a escribir esta crítica de rodillas rogando porque nadie intoxique al Nick Tomnay, responsable del GUIÓN y la dirección de esta pequeña maravilla.
Lo de que el GUIÓN esté en mayúsculas es porque esta producción, sin ser "The Dark Knight", "Schindler's List", "Breakfast at Tiffany's" o "Citizen Kane", es un soplo de aire dentro de la cantidad ingente de mierda que nos estamos tragando de un tiempo a esta parte.
Recalco que no es "Crash", pero a la misma vez aplaudo hasta que las manos se me queden en carne viva por el trabajo de artesano que Tomnay se ha marcado con el guión de esta película. La historia es simple en su origen: un ladrón al que han herido y cuya foto está en todos los informativos busca un lugar dónde esconderse hasta que, aprovechándose de su ingenio, "consigue" hacerse pasar por un conocido de una amiga y colarse como invitado en casa del personaje intrepretado (mejor dicho: de la nominación al Oscar merecida) por David Hyde Pierce. La mala fortuna ha llevado al delincuente a casa de quien no parece estar muy cuerdo, y a partir de ahí...

A partir de ahí se desarrolla una historia donde ABSOLUTAMENTE todo está perfectamente hilado de tal manera que NADA en esta historia es lo que parece, NADA; de tal manera que NADA de lo que ves está expuesto al azar; de tal manera que TODO tiene un propósito que, por primera vez en mucho tiempo, no es engañarte a tí como espectador, sino engañar al personaje perfectamente interpretado por Clayne Crawford... eso sí, con él, viajas tú. Nunca te sentirás engañado, pero sí sorprendido.
Se podría pensar que la película descansa en los hombros de la interpretación de Hyde Pierce pero eso sería ser muy injusto con la labor de Tomnay, quien ha creado una historia pequeña pero a la que trata con tantisimo mimo y respeto que al final de ella tienes la sensación de haber sido testigo de una pequeña pieza esculpida con tal nivel de detalle que no te queda más que aplaudir y seguir tu camino, como cuando ves a un artista callejero dibujando una caricatura: observas, te maravillas, te sorprendes, le aplaudes (o le dejas un par de euros) y te vas con una sonrisa en la cara y la sensación de que aún quedan artistas.
Y es que esta producción es una demostración de lo vital de la cimentación de un guión por lo que, personalmente, me gustaría alabar desde aquí los cojones de los productores que lejos de asustarse ante la posibilidad del fracaso en taquilla, se tiraron al vacío en favor de una MUY BUENA PELÍCULA, excelentemente interpretada y maravillosamente escrita.

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